Arriba y abajo
“Hay gente que peleó durante años por muchas de las demandas que nosotros estamos planteando. Pero esa gente llegó al gobierno y sigue haciendo lo mismo que se hacía antes”, afirma Daniel “Chino” Suárez.
En el otro extremo, allí abajo, donde la vida es dura, donde hay que sudar dolor sobre el surco ajeno, están los que, como antes, continúan vendiendo su fuerza de trabajo por pocos pesos. El Chino dice:
“ Si no tenés para comer, si no tenés para vestir a tus hijos, para pagar la luz ni el agua, para atender tus necesidades básicas, todo eso te obliga a vender tu trabajo a bajo costo”.
Esta realidad genera situaciones que el Chino analiza así:
“A veces nosotros decimos que tal o cual compañero está carnereando y eso pero la injusticia social que hay hace que muchas veces se venda la fuerza de trabajo como mano de obra barata. No es que sean carneros y esto y aquello. Los obliga la misma necesidad”.
¿Cuánto pagó el INC por la tierra de la colonia Raúl Sendic? “Eso no se sabe-dice el Chino- Pueden decir que pagaron 100 pesos o un millón de dólares, pero ¿los documentos dónde están?”. Conocer los detalles de la operación es importante porque todo parece indicar que el propietario del campo le debía una abultada suma de dinero al INC. “¿Y será que eso había que pagarlo?”-se pregunta el Chino- ¿El dueño del campo debía y todavía había que pagarle?¿El INC absorbió la deuda y además le dio plata encima? Así es cómo se están manejando las cosas aquí. Se sigue favoreciendo a los de siempre. A los terratenientes, a los que concentran la riqueza”.
A juicio de los asalariados rurales y pequeños productores, la puesta en marcha de la colonia exige contar con condiciones mínimas que aseguren una gestión adecuada de las 2033 hectáreas.
Esas condiciones-que se detallan en otras páginas de esta edición- incluyen los recursos financieros imprescindibles para trabajar y mantenerse mientras llega la cosecha.
Lo que se pide no son fortunas ni nada por el estilo. Se reclama sólo lo necesario para que los colonos y sus familias puedan trabajar y vivir dignamente. Y no están pidiendo regalos ni limosnas. Lo que reciban será descontado del dinero que produzca la cosecha, es decir lo que reditúe su propio esfuerzo. Al respecto, el Chino dice:
“No es posible que en un proyecto tan grande como el sucroalcoholero, que mueve millones de dólares y deja a mucha gente mucha pero mucha plata, se niegue recursos a los que tanto han defendido el proyecto y que son los que van a trabajar y hacer que la tierra produzca”. Y añade:
“Pensamos que capaz que ALUR piensa quedarse con las tierras a futuro. Si no acepta las condiciones que estamos planteando, lo único que se logrará es que los compañeros se endeuden y, obligados por la miseria, dejen la tierra, esa tierra por la luchan desde hace tantos años. Si pasa esto, se dirá que los compañeros fracasaron, que no supieron manejar las cosas, y ALUR se quedará con la tierra”.
Cuando la colonia Raúl Sendic fue ocupada, varios jerarcas del oficialismo dijeron que los trabajadores que habían tomado esa medida estaban haciendo “turismo revolucionario”. El Chino comenta:
“¿Qué turismo tenemos nosotros? No lo veo. Si la plata no nos da ni para pasar un fin de semana, qué turismo podemos hacer? Ellos, con los sueldos altísimos que ganan, sí se pueden dar ese lujo. Y somos nosotros, la gente del pueblo, los que les pagamos el sueldo para que nos representen. Son empleados nuestros, pero se olvidan de eso”.
( Fuentes: entrevista realizada por integrantes de la Comisión de Prensa del Movimiento por la Tierra, videos de Carlos Alberto “El Potrillo” Rezano y crónicas de Marina Montero).
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